Advertencia: Este blog contiene información meramente informativa. Hacemos saber que no es una guía sobre el uso de esteroides anabólicos, ya que su uso es ilegal en bastantes países.
Dada la clara efectividad de los esteroides anabólicos ( hay esteroides no anabólicos, como los corticoesteroides por ejemplo), millones de personas y sobre todo deportistas a nivel profesional, tanto atletas de fin de semana los usan a diario con fines de mejorar el rendimiento atlético o incluso meramente cosmético.
Pero no olvidemos que la satanizada testosterona, así como sus derivados como por ejemplo la oxandrolona, creada por Searle y descontinuada como Anavar en 1989 por el propio laboratorio, tuvo la idea inicial de ayudar a personas postradas por lesión o enfermedades degenerativas o auto inmunes como el SIDA ( Síndrome de inmuno deficiencia adquirida).
Luego podría decirse que el uso de esteroides anabólicos no tiene un génesis meramente pueril. Y aquí es donde vamos a hablar un poco de historia amigos.
El génesis de la testosterona
El 1 de junio de 1889, Charles Edouard Brown-Séquard, destacado fisiólogo francés, anunciaba en la Sociedad de Biología de París que había ideado una terapéutica rejuvenecedora del cuerpo y la mente.
Afirmó que, a sus 72 años, había invertido su propio declive inyectándose un extracto líquido derivado de los testículos de perros y conejillos de Indias. Se habla también de gallos.
Estas inyecciones, anunció, habían aumentado su potencia física y su energía intelectual, aliviado su estreñimiento e incluso alargado el arco de la micción.
La testosterona fue sintetizada por primera vez fuera del cuerpo humano hace unos 80 años, a partir de ésteres de colesterol y cetonas (Test-estost-erona).
Para no ser demasiado técnicos, en 1935, Ernst Laqueur la aisló ( posteriormente el estrógeno), y Adolf Butenandt y Leopold Ruzicka, la sintetizaron poco después.
Sarms versus esteroides, ¿qué es mejor?
Vamos a centrarnos en lo más básico, aunque hay cientos de SARMs, iremos con el que vendría a ser la alternativa a la testosterona, el RAD140, siendo éste último el intento más loable para imitar a la hormona madre.
Luego tenemos SARMs como el mk2866 ( Ostarine), Ligandrol ( LGD4033), o S4 ( Andarine), que no pretenden cumplir con la acción de la testosterona, pero sin embargo se equiparan y en gran medida son muy similares a ciertos esteroides anabólicos “ suaves” como el winstrol ( stanozolol) o el ya citado Anavar ( Oxandrolona).
De hecho, los resultados de investigación a nivel de músculo esquelético y pérdida de grasa son muy similares. Tanto, que incluso a un ojo educado le costaría encontrar diferencias si las dosis de ambas son proporcionalmente similares.
Proporcionalmente similares porque recordemos que los anabólicos esteroides se suelen usar sobre el rango de 200-300mg o hasta 3 o 4 gramos por semana ( práctica NADA aconsejable), mientras que una terapia de investigación con SARMs perfectamente serían 300mg semanales catalogados abuso.
RAD 140, también conocido como Testolone, es un modulador del receptor de andrógenos selectivo en investigación (SARM) desarrollado para reemplazar la terapia de reemplazo de testosterona exógena (TRT).
Se llama así por el laboratorio creador: Radius Health. Realmente casi todos los SARMs suelen tener las siglas del laboratorio o creador del compuesto, y un número. De ahí sus nombres un tanto complejos.
En 2014, investigadores de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles, realizaron una estudio*1 utilizando ratas, y encontraron que el compuesto era más seguro que TRT.
La testolona aumenta la fuerza y deseo sexual, tal como lo hace la testosterona. Pero también requiere un PCT ( terapia post ciclo), aunque en muchísima menor medida. Con lo cual, recalcamos, es una alternativa viable, mucho más segura y sostenible, pero que todavía dista de ser perfecta.
Dado el limbo en el que se encuentran los SARMs, todavía falta para saber qué pasará con exactitud, sobre todo al estar sumidos en plena pandemia y una guerra.
Dicho esto, ¿ qué es mejor?. Bueno. Es muy relativo. Siempre me gusta hacer dos comparativas algo ingeniosas.
Los SARMs vendrían a ser como una operación bastante precisa, aunque con leve registro de mejora (como extirpar un tumor quirúrgicamente o un bombardeo estratégico contra objetivos estrictamente militares) mientras que los esteroides anabólicos son potencia bruta que arrasa con todo, como una bomba atómica o la quimioterapia para erradicar las células cancerosas.
Para los amantes de los automóviles, como servidor, podría decir desde la experiencia que los esteroides anabólicos son como un Dodge Viper de 500 caballos, motor de 10 cilindros pero sin control de tracción ni ABS, mientras que los SARMs sería más un deportivo moderno tipo un Audi TT o Porsche Boxter, con mucha menos fuerza bruta pero que cumplen sobradamente y tienen en cuenta la seguridad.
Podríamos hacer otro interesante símil.
Una mezcla de testosterona con anadrol, vendría a ser aquello más perfecto y bonito que puedas imaginar, pero que sin embargo te acaba generando la tristeza y el dolor más profundo.
Por contra, MK2866 y MK677 (volviendo a comparaciones previas) serían como un Mercedes AMG, de corte deportivo, sin estridencias ni nada que enmascare la belleza de un gran diseño, motor potente e interior confortable. Ese vehículo que diferencia la deportividad con clase de de un coche recién salido de la peli de Fast & Furious.
Por lo tanto, todo depende del uso que se quiera dar y de los riesgos que se quieran tomar.
No obstante, recalcamos que salvo el MK677 y GW501515- GW0742 y mk2866 ( ostarine), los SARMs PUEDEN afectar en parte el eje hiposfisiario-gonadal, si bien es cierto que en mucha mejor medida que los esteroides anabólicos.
Ostarine de 100% de pureza:
El gran problema de los esteroides
Habiendo estado 3 décadas en este mundillo, sé de sobra cómo funcionan, lo que hacen, lo que no hacen y sus peligros y beneficios.
¿Puede hacerse un uso responsable y exitosos? En parte mucha gente parece lograrlo.
Estrellas de cine, familias privilegiadas y gente muy avezada en el tema, pueden obtener TRT ( Terapia de reemplazo de testosterona) con bastante éxito y al parecer exentos de problemas generales.
El gran problema es que:
- Hay tanta desinformación del tema que incluso médicos no tienen idea de cómo hacerlo correctamente al carecer de estudios por la demonización de todo esto,
- Al ser sustancias ilegales, quedas a merced de necesitar los servicios de un galeno, el cual en gran porcentaje no sepa exactamente qué hacer.
- No neguemos que cuando eres Superman no quieres regresar a ser Clark Kent.
Esto quiere decir que los esteroides pueden tener un efecto adictivo, ya que a nadie le gusta perder 7-10 kg de masa muscular, libido, fuerza mental que te da tener un físico superior a la media, 4 cm de brazo y 50 kg de press de banca.
Aquí radica la gran diferencia. Los SARMs no dan esas ganancias tan acusadas, pero la caída es mucho menor. Y esa es la gran ventaja, es algo más sostenible y por ende más llevadero.
Ha habido casos de depresión post ciclo de esteroides que han acabado tan trágicamente como en suicidio al desconocer lo que pasa cuando se abandonan abruptamente.
Con los SARMs es complicado que esto pase. Incluso sustancias tan potentes como la trembolona pueden causar efectos negativos en la psique y desarrollar psicosis.
He visto gente volverse prácticamente psicópatas con el uso particular de esta sustancia.
Se desaconseja ampliamente su uso tan extendido estos días en parte “gracias “ a las redes sociales y el obtener un cuerpo de escándalo sin mucho esfuerzo y en pocas semanas.
El génesis de los sarms
Con el paso de los años, se reportaron grandes efectos secundarios con el uso de esteroides anabólicos, así como el retraso de crecimiento en adolescentes, presión arterial alta, daño en el hígado, daño en los riñones, problemas de corazón, ginecomastia, calvicie, impotencia viril, y algunos más.
Se entendió que la testosterona y la dihidrotestosterona utilizan la vía a través del receptor androgénico creando un gran impacto anabólico e impactos secundarios de otro tipo.
El enorme problema radica en que existen multitud de receptores androgénicos en diferentes tejidos y sistemas así cómo el cardiovascular; el musculoesquelético; el reproductivo; entre muchos otros.
Ocasionando así graves efectos secundarios en el paciente a veces de forma irreversible creando enfermedades y tumores normalmente en hígado y próstata.
Ésta falta de exactitud es la que llevó a la comunidad científica a buscar otra forma de ayudar a sus pacientes de caquexia por cáncer y/o pérdida muscular en enfermedades cómo la de Duchenne.
Se empezó a investigar otro tipo de químicos que pudieran afectar a la diana donde querían dar, lo que significaba que debían modular selectivamente el receptor androgénico, interfiriendo así únicamente en él sin afectar a otros tejidos cual metralla.
El primer descubrimiento fueron los SERM (Modulador selectivo del receptor de estrógenos), donde se consiguió muy exitosamente la activación específica de los receptores del tejido diana.
Pocos años después entró en juego el descubrimiento de los SARMs, como todo descubrimiento levantan sospechas y su uso ha quedado en cierto modo relegado al ostracismo, pero en los últimos años, sobre todo desde 2015-2016 han tomado mayor repercusión por las ventajas citadas. Han llegado para quedarse y, por ahora, son la alternativa más coherente ante los anabólicos esteroides.
Algunas no son sustancias tan nuevas como se piensa. De hecho hay ya bibliografía del famoso Ibutamoren ( MK677), en este artículo*2 de la prestigiosa web pub med que data de 1997, exhibiendo la pléyade de bondanes que contiene, tales como el leve aumento de tejido muscular, pérdida de grasa, pero sobre todo a nivel anti aging como ayuda con arrugas finas, aumento de la densidad de cabello, estado de ánimo, etc :
MK677:
¿Hay una guerra contra la masculinidad?
Los SARMs han venido para quedarse. Con la demonización de la testosterona ( recordemos que Bush padre los consideró drogas de Schedule 3 junto con los narcóticos y heroína para ganar votos en su famosa “war on drugs” allá a fines de los 80), el amarillismo de los medios y la ignorancia general, los SARMs son una alternativa viable y más segura que los anabólicos.
Distan de ser perfectos, ya que como dijimos anteriormente, sustancias como S23, YK11, e incluso algunas más benévolas como el LGD4033 o hasta el casi aprobado para uso comercial MK2866, al ser usadas durante 8-10 semanas podrían necesitar algún tipo de PCT, aunque solamente durante pocas semanas y dosis muy bajas, al contrario que ocurriría con la “infame” testosterona.
El tema es que en los últimos 25 años, la testosterona del hombre occidental ha bajado entre un 20%-30%. No voy a ponerme a enumerar los porqués ya que el blog quedaría en un panfleto de 5.000 caracteres, pero esto es un problema que trasciende no sólo en tu vida deportiva, si no también en el aspecto psicológico y también sexual.
Por eso querido lector, es menester que tengas esto en cuenta y te invitamos a que estudies sobre el tema y tomes tus propias conclusiones. Recuerda que los hombres débiles son manipulables, y esto conviene a ciertos organismos…
Para acabar, te sugiero que plantees la adquisición de nuestro manual: Manual para un estudio exitoso.
*1 https://en.m.wikipedia.org/wiki/Testolone
*2 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/8768828/
Te leo en los comentarios.